Un comerciante asesinó de dos balazos a su esposa y luego se suicidó de un tiro en la cabeza en su casa del country Nordelta, en el partido bonaerense de Tigre, y según las hijas del matrimonio, el hombre era “muy celoso” y mantenía una relación “enfermiza” con su mujer, informaron hoy fuentes policiales y judiciales.
El hecho fue descubierto esta mañana, en una vivienda situada en la calle De la Cañada 50, en el lote 48 del barrio Barrancas del Lago, en dicho predio de la zona norte del Gran Buenos Aires, donde Horacio Marcelo González, de 54 años, y su esposa Rosana Noemí Migueles, de 51, residían con su hija mayor, Florencia, de 29.
Fuentes policiales y judiciales informaron a Télam que la otra hija del matrimonio, Macarena, de 27 años, vive en otra propiedad de Nordelta y fue quien hoy llamó al 911 para denunciar que sus padres yacían muertos en el interior de la habitación principal de la casa familiar.
Ante este llamado, personal del Comando de Patrullas de Tigre se trasladó hasta el lugar donde se encontró con las dos hijas de la pareja, quienes infirieron que su padre había asesinado a balazos a su esposa y luego se había suicidado.
Una fuente judicial explicó a Télam que se estima que las muertes se produjeron entre las 19.30 y las 22.30 de ayer, cuando el matrimonio se encontraba solo en su casa.
Según este investigador, la Policía halló a Migueles muerta en el piso, al costado de la cama, y el cadáver de González sobre los pies de la misma junto a un revólver color negro, marca Colt y calibre 38 corto.
“Las hijas sabían que su padre tenía un arma de fuego pero aun no se pudo hallar la documentación de la misma”, señaló el pesquisa consultado.
A simple vista, la mujer presentaba dos disparos en el tórax y el hombre uno en la cabeza, aunque recién mañana a la tarde se efectuarán las autopsias para determinar la mecánica de la muerte del matrimonio.
En tanto, las hijas de la pareja contaron a los investigadores que sus padres mantenían una relación “enfermiza”, que solían discutir a diario y tenían problemas entre sí.
“Lo describieron como un hombre muy celoso. Al parecer, los problemas eran de género, no económicos, aunque en el último tiempo los ingresos de la familia habían mermado”, detalló el investigador judicial.
En ese sentido, la misma fuente aclaró que no se constató la existencia de alguna denuncia penal previa por violencia de género en contra de González.
Por su parte, los peritos constataron que había cámaras de seguridad en distintos ambientes de la vivienda, aunque ninguna enfocaba el interior de la habitación matrimonial.
En un primer análisis de esas imágenes se observó a González ser la última persona en ingresar al dormitorio donde posteriormente fue hallado muerto junto a su esposa, dijeron los informantes.
Los investigadores también determinaron que el domingo hubo un incidente cuando el hombre discutió con el novio de su hija mayor que había regresado de un viaje por el interior del país y se encontraba de visita por unos días.
En base a lo reconstruido por los pesquisas, González decía estar cansado de no tener intimidad y echó al novio de su hija de la casa, por lo que la joven se retiró con su pareja cerca de las 19.30 y regresó después de las 22.30.
Siempre en base a esa reconstrucción de los hechos, Florencia se dirigió directamente a su dormitorio sin pasar por el de sus padres y esta mañana se retiró de la vivienda sin cruzarse con ellos, pero después llamó a su hermana y le dijo que esa situación le había parecido rara, por lo que Macarena los fue a ver y los encontró muertos.
En la escena del crimen estuvo presente el fiscal Jorge Fitipaldi, de la Unidad Funcional de Instrucción de Benavídez, quien encabezó las diligencias de rigor y también se entrevistó con las dos hijas de la pareja y otros testigos del barrio que dijeron no haber escuchados los disparos.
De acuerdo a las primeras averiguaciones, en el tambor del revólver secuestrado había tres cartuchos servidos y tres intactos, lo que coincide con la cantidad de disparos que presentaban los dos cuerpos.
El matrimonio fallecido era dueño desde hacía muchos años de un local de venta de electrodomésticos y muebles llamado Delta Hogar, ubicado en Los Troncos, de la vecina localidad de General Pacheco.
Y también residía desde hace tiempo en el domicilio de Barrancas del Lago, barrio de Nordelta donde predominan las casas de estilo mediterráneo sobre amplios lotes que rodean un gran lago interno y están ubicados cerca de los colegios Michael Ham, Northlands y Cardenal Pironio.
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