Violencia es mentir

Desde hace al menos cinco décadas la obra pública es un sistema corrupto que hereda cada gobierno que asume. De hecho, con el nacimiento de la patria contratista, el propio gobierno militar, que posibilitó su nacimiento, quedó atrapado dentro de sus garras.

De allí en más, cada gobierno que asumió negoció con los poderosos dueños -¿del país?- de la obra pública para poder mantener su gobernabilidad.

Quedó claro que esta sumisión automática, de cada gobierno que asumía, tuvo su década de resistencia con el kirchnerismo, quien por primera vez en la historia se animó a discutir poder con el poder real que impera en la Argentina.

En consecuencia, lo que está pasando con Cristina no tiene nada que ver con si robó o no robó, tiene que ver con amedrentar toda posición política que esté decidida a redistribuir la riqueza en este país.

El que quiera ver otra cosa está en todo su derecho de inventarse el cuentito de hadas que quiera, pero la realidad es que los únicos perseguidos históricamente y condenados a destierros, torturas, desapariciones y muerte son siempre los mismos, los que defienden los intereses de las grandes mayorías y exigen actualizar en beneficio de éstas, los porcentajes de la distribución de la riqueza.

Cuando volvés a ver que se secuestra, que se intimida, que se somete a dirigentes sociales o políticos, debería recordarte que estamos en la antesala de una nueva etapa de violencia institucional, que nos remonta a nuestra historia más oscura y que lamentablemente muchos de nosotros conocemos y sabemos que irremediablemente va a tener su violencia contrapuesta hacia las clases acomodadas y dominantes.

Ya hemos visto muertos de nuestras tribus originarias o de jóvenes solidarios que apoyaban la causa, de movimientos sociales, secuestros de trabajadores sociales , persecución de dirigentes políticos, docentes muertas, secuestradas y torturadas, y en estas últimas semanas estamos volviendo a ver la contrapartida de esa violencia, en secuestros a hijos de empresarios, que se suman a una escalada en la inseguridad de la población, en la que el fantasma de los saqueos comienza a sobrevolar, a pesar de que todavía falte para el mes de diciembre.

Aunque los medios estén intentando invisibilizar todo esto, con la causa de los cuadernos, el circo no soluciona la falta de pan y el sol no se puede tapar con la mano.

Los medios hegemónicos nos distraen para que el pánico no termine desencadenando un estallido social sin precedentes.

Alguien escribió alguna vez que “si los pobres no tienen pan, los ricos no tendrán paz”. Y no hay dudas de que así será.

No hay acción sin reacción, simplemente porque es una ley de la naturaleza imposible de eludir.

Me parece que es fundamental que todos nos tomemos un momento para reflexionar y definamos, pensando esencialmente en nuestros hijos, que vamos a hacer, porque esto así no termina bien.

En psicología, el conflicto entre personas, muchas veces se resuelve redescubriendo al otro.

Socialmente pasa exactamente lo mismo, necesitamos volver a redescubrirnos y así evitar que alguno se haga la errónea idea de que el otro desapareció o está vencido y recién tome conciencia de su existencia cuando el conflicto estalle y estemos todos en una batalla cuerpo a cuerpo.

Para evitar esto y con la intención de colaborar con la pacificación del país, sería más sano para los que nos sentimos identificado con el gobierno anterior, o para los que reconocen que simplemente vivían mejor, entender que no es momento para quedarse encerrados en casa, es momento de salir a las calles, es momento de hacerles saber que acá estamos dispuestos a dar la pelea si es necesaria y que no va a ser tan fácil llevarse puesta la dignidad del pueblo trabajador, de las clases humildes y medias, y así puedan entender que la relación de fuerzas es mucho mas pareja de lo que ellos creen, y tal vez de esta manera, aparezca alguien, con un poco de sentido común, dentro de los que están llevándonos a un megaenfrentamiento social que no va a beneficiar a nadie y logre convencer a los suyos de bajar los decibeles de las acusaciones sin fundamentos y negocien lo que haya que negociar para poder entre todos mantener la paz entre los argentinos, porque de esto estamos hablando, de la paz social en nuestra patria.

Creo que todo sirve de experiencia y si de alguien tenemos que aprender los peronistas es de nuestro líder. Si logramos persuadir a la gran mayoría de nuestro pueblo para volver mejores, deberemos ser profundamente doctrinarios, como nos enseña en este video nuestro querido general Juan Domingo Perón.

Sebastián Libonati – Proyecto San Martín
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