María Eugenia Mozzoni es una de las trabajadoras que dedica sus días a los operativos que el Municipio despliega para luchar contra el virus. Una historia de solidaridad y vocación de servicio.
“Cuando le preguntan a mis hijos qué hace tu mamá, responden que ayuda. Ellos están orgullosos y le cuentan a todo el mundo sobre mi trabajo. Es algo que me llena el alma”, se emociona hasta las lágrimas María Eugenia Mozzoni, al sentir el reconocimiento y sobre todo que aporta su granito de arena en la lucha contra el coronavirus en los operativos que despliega el Municipio de San Isidro en todos los barrios.
A las 7 de la mañana, un despertador chillón la levanta para llegar puntual a su destino, la sede de Acción Social del Municipio ubicada en Don Bosco al 411, en San Isidro. Allí, con sus compañeros organiza las cuadrillas y demarca los recorridos en mapas. Cada jornada de búsqueda de casos activos de coronavirus es muy extensa.
Un equipo multidisciplinario la acompaña en cada salida, desde médicos, enfermeros hasta psicólogos y personal de desinfección. Fueron 19 operativos en zonas vulnerables. En cada uno de ellos, golpeaban las puertas de las casas, le tomaba la temperatura a cada vecino y le realizaban un cuestionario que definía si era un caso sospechoso de COVID 19 para ser hisopado. Actualmente, estos operativos se trasladaron a las zonas residenciales.
Sobre los motivos que la empujan a ir a trabajar todos los días a pesar de estar expuesta a la enfermedad, Mozzoni señala: “Está esa parte de humanidad que te corre por la sangre. Porque son personas las que te necesitan y eso es lo que te hace olvidar del miedo, hay alguien que te está esperando y eso te impulsa a trabajar”.
En estos barrios se registran dos nuevas realidades. “Una era la gente que entraba y salía que hacía changas y cada tanto cuando andaba mal iba a un comedor y segundo es el sector informal integrado que tenía un ingreso diario, se sostenía y ahora le bajaron los ingresos a cero”, explica sobre el impacto de esta crisis sanitaria.
En ese sentido, su tarea como parte del equipo de Acción Social no termina en los operativos, sino que también se encarga de llamar a las personas con coronavirus y a aquellas que necesitan asistencia con bolsas de alimentos y productos de higiene. Ante esta crisis, el municipio trabaja intensamente con referentes barriales, iglesias católicas y evangélicas, instituciones no gubernamentales, y comedores y merenderos, para llegar a cada rincón de los barrios.
En estos meses de intensas rondas sanitarias, también debe lidiar con el miedo y la incertidumbre. “Llego a mi casa y no pudo abrazar ni besar a mis hijos”, se le quiebra la voz al comentar esta situación. Pero enseguida indica que para ella “ayudar al otro es una responsabilidad en estos momentos de crisis”.
Y afirma: “La vulnerabilidad le puede tocar a cualquiera. Hay que gente que trabajó toda su vida y ahora la está pasando mal. Te parte el alma. Por eso, en plena pandemia redoblo los esfuerzos para nutrir esa vocación de ayudar. Veo la vida de otra manera”.
Sobre las extensas jornadas de trabajo, sostiene “sabemos cuándo arrancan pero no cuando terminan”. “Hay días que nos vamos cerca de la medianoche”, remarca.
Durante los operativos en zonas vulnerables, se visitaron casi 10 mil domicilios y se entrevistaron a más de 37 vecinos. Se registraron 91 casos sospechosos y sólo 16 resultaron positivos. “Esta acción del Municipio fue clave para que no se produzcan focos de contagios en estas zonas”, destaca.
Estas tareas de relevamiento pasaron por todos lados, La Cava, Covicom, Obrero, Santa Rosa, El Ombú, Los Perales, El Congo, Studs, el complejo viviendas Ezpeleta, el Bajo de San Isidro, Plan Federal, Santa Anta y Los Depa, Uruguay, Sauce, San Cayetano, Barrio San Isidro, Santa Rita y Bajo Boulogne.
Tras controlar los barrios vulnerables, el Municipio ahora lo trasladó a zonas residenciales. La metodología es la siguiente: Instalan carpas sanitarias móviles sobre veredas y plazas de distintos puntos del Partido. Mozzoni continúa con sus tareas en la búsqueda activa de casos de COVID 19. Ya se relevaron a más de 4500 vecinos y se hisoparon a casi 1000.
“Mi trabajo es esencial, aún debo seguir ayudando. Siento una importancia que quizás antes no veía”, asegura.
María Eugenia Mozzoni finaliza con un mensaje: “El coronavirus es serio, no hay que tomárselo a la ligera. Deben cuidarse, lavarse las manos constantemente, usar tapabocas y mantener la distancia social. Hay que prestar atención a los síntomas. De esto salimos entre todos”.
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