Guillermo Olivera, creador de la fogata de San Juan en Maschwitz: «Año tras año, la fiesta crece y ya es una tradición en la localidad»

A días de que 4 mil personas disfrutaran y compartieran una nueva edición de la popular fogata de San Juan, el tradicional evento que se celebra en el Parque Papa Francisco de Ingeniero Maschwitz, su creador y director, Guillermo Olivera destacó la ayuda de la Municipalidad de Escobar: «Estamos muy agradecidos con el Municipio, que siempre nos acompaña y nos apoya para que lo que hacemos sea una verdadera festividad. Es una demostración más de que el Estado está presente para promover la cultura en distintos aspectos, algo que además es fundamental para que a Maschwitz se la conozca como una localidad muy vinculada con las expresiones artísticas».

Olivera reflexiona sobre la gran experiencia que significa este evento: «Cada año viene más gente, de Escobar e incluso de los municipios vecinos, atraída por la calidad del evento, su significado pagano y tiene una enorme trascendencia en las redes sociales». También destaca la cantidad de personas que trabajan en la organización y valora que la fogata sea entendida como un acto cultural. Para ello, la Municipalidad aportó recursos económicos e infraestructura, y tuvo a su cargo la responsabilidad de la seguridad a través de Prevención Comunitaria, la Dirección de Tránsito y Defensa Civil.

Recientemente, la fogata de San Juan fue declarada de interés cultural por la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, gracias a un proyecto presentado por el diputado Leo Moreno. «Es una gran alegría tener una celebración tan propia y convocante en el corazón de Ingeniero Maschwitz», expresó Moreno, vecino de la localidad. «Nos enorgullece acompañar esta celebración y colaborar con el gran trabajo que realizan durante varios meses un conjunto de vecinas y vecinos de Ingeniero Maschwitz. Para nosotros representa la importancia de sostener vigentes las tradiciones», expresó Pablo Ramos, secretario de Gobierno de la Municipalidad.

En su 13 edición, la fogata de San Juan representó la memoria ancestral de la serpiente Amarú, la más antigua de la Tierra. Además de la emblemática quema, hubo suelta de los muñecos «Juanitos», hechos de paja y madera. En palabras de su creador, «todas las fogatas son únicas, porque cada una alude a una temática y una intención distinta”. “Amarú es una deidad titánica de la mitología andina. Evocarla, fue traer al presente el espíritu del animal más antiguo del planeta. Desde la puesta escénica nos propusimos viajar en el tiempo y conectar con la condición existencial de nuestros ancestros», añadió.

La fogata se creó en el año 2010 como un proyecto de arte público que trascendió dentro de un grupo de personas vinculados al Paseo Mendoza y la Escuela Waldorf. La idea tomó empuje a través de vecinos artistas, con el tiempo se incorporaron más personas de la comunidad conformando un colectivo heterogéneo que tomó el nombre Arde Juan y que desde 2013 se convirtió en una asociación civil. «Desde lo artístico nos permite realizar un acontecimiento especial que dura un solo día para tender un puente entre las antiguas ceremonias del fuego y el presente. De esa manera, generamos conciencia a través del arte para recuperar el sentido espiritual de la condición humana en la tierra, recreando simbólicamente el rito en el cual el humano se siente parte de la naturaleza y no fuera de ella», explica Guillermo Olivera. Y termina: «El clima de celebración colectiva que se vive en cada fogata de San Juan es mi mayor satisfacción y la que me motiva e impulsa para seguir creciendo».

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