La singular carrera de Claudia Tatángelo: De adolescente «meritoria» a jueza de Paz de Escobar

«Lo que me pasó es un sueño cumplido». La frase pertenece a la abogada Claudia Tatángelo, protagonista de una particular y emotiva historia que se remonta a sus jóvenes 18 años, cuando empezó a trabajar ad honorem en la mesa de entrada del Juzgado de Paz de Escobar. En ese lugar, durante 28 años, fue haciendo su propio camino, cambiando de tareas mientras sumaba responsabilidades rodeada de abogados, asistentes sociales, jueces y, sobre todo, vecinos y vecinas. Paralelamente, también se formaba en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió de abogada. «Lo que más me enorgullece de haber alcanzado este sueño de ser jueza es el esfuerzo y la persistencia que puse frente a los desafíos. Siento que di todo por cumplir con mi trabajo», agrega.

Claudia tiene 46 años, vivió siempre en el partido de Escobar, creció en el barrio Las Lomas, y estudió desde el nivel inicial hasta el secundario en el colegio Santa María. «Con mi hermana crecimos entre flores, mis padres nacieron en Escobar, ambos trabajaban en el campo cultivando lo que después vendían en el Mercado Central», cuenta, y luego agrega: «Desde el jardín de infantes decía que iba a ser abogada. En mi familia nadie había estudiado una carrera universitaria y mucho menos existían antecedentes de abogados, pero a mí me gustaba».

La gran noticia se confirmó en mayo de este año: El Senado de la provincia de Buenos Aires la designó como jueza de Paz del partido de Escobar. Fue el corolario de un largo camino donde Claudia pudo conocer la dinámica del juzgado. «Durante muchos años tuve la posibilidad de escuchar las necesidades de las personas que llegaban buscando una solución a sus problemas. En ese momento, era la única dependencia judicial que existía. Por todo esto, el Juzgado de Paz es mi segundo hogar», recuerda la jueza, quien también disfruta al ahondar sobre sus inicios: «Comencé mi carrera judicial incentivada por un abogado amigo de mis padres, que me preguntó si estaba interesada en trabajar ad-honorem. Y así empecé, ayudando gente».

El Juzgado de Paz es una dependencia importante para el distrito ya que allí se tramitan cuestiones civiles, sucesiones y casos de violencia familiar, entre otros. Hasta ahora, su titularidad era cubierta por una magistrada interina. Junto al pliego de Claudia Tatángelo también fueron designados el doctor Leonardo Minuto y las doctoras Yamila Valcarce y Noemí Giménez, quienes integrarán el futuro Tribunal de Trabajo 1 de Escobar, que la Suprema Corte pondrá próximamente en funcionamiento.

«Esta designación no me resultó fácil», agrega Tatángelo. «Fue un proceso complejo que implicó mucho esfuerzo. No sólo mío, sino también de mi familia, amigos y compañeros de trabajo que me acompañaron durante todos estos años. Siempre voy a estar agradecida por eso y especialmente al intendente Ariel Sujarchuk, quien me brindó todo su apoyo», sostiene la jueza, ya sentada en su flamante despacho.

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