Yo estoy en contra de la despenalización del aborto y soy un fiel servidor de la iglesia católica en la parroquia San Juan Bosco, donde hacemos todo lo que podemos para ayudar a nuestras comunidades, junto a nuestro párroco, el padre Pepe, al grupo de hombres, de mujeres, comunidades de las capillas, grupos de jóvenes, de expedicionarios, los hermanos del Hogar de Cristo y ahora también, las adolescentes, jóvenes y mujeres, que estarán en el Hogar del Abrazo Maternal Evita.
Pero no se confundan. Es imposible que todos pensemos de la misma manera.
Por eso es tan importante respetar la opinión del otro y no creernos los dueños de la verdad absoluta. Pero lo más importante es construir la unidad en la diversidad, para enfrentar a este gobierno neoliberal que empobrece, descarta, excluye y mata. Y la más capacitada para hacerlo, es nuestra líder Cristina, sin lugar a dudas.
No quiero ver a ningún católico, ni evangelista, ni de ningún credo, que esté en contra del aborto, atacar a la mujer, que al igual que Perón, Evita y Néstor, jamás tomó una sola medida en contra del pueblo, de los trabajadores, ni de los pobres de nuestra patria, a los que siempre buscó empoderar a través de sus políticas públicas, otorgándoles derechos y dignidad.
¡Yo banco a nuestra líder a muerte!
Y hoy más que nunca, especialmente cuando le habla con amor a los grupos feministas -con las cuáles coincido en el 99 por ciento de las cosas- pidiéndoles que no insulten, ni injurien a la iglesia católica, ni a la evangélica, ni a ningún otro credo que piense distinto.
Porque el amor siempre vence al odio.
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